Y el zócalo de de Tlatelolco (Plaza de las Tres Culturas)
estaba a rebosar de gente. Estudiantes y profesores se manifestaban como en
Paris o Praga aunque por distintas razones, no importa cuáles. La fuerza de un
país, México, que aspiraba a ser sede de los Juegos Olímpicos llenaba las
calles.
Pero (y siempre hay un pero) al gobierno del PRI (Partido
¿Revolucionario? Institucionalizado) entonces en el gobierno (y lo estuvo por
más de 70 años) no le hacía ninguna gracia esa imagen de inestabilidad que
proyectaba el país al resto del mundo. Y a alguien (aún no se sabe a quién) se
le fue la mano.
Los estudiantes y profesores habían sido avisados para no
ejecutar la manifestación que acabaría en la plaza. Sabían que serían
reprimidos, pero no imaginaban que esa sería la manera. Cuando el grueso de la
manifestación se concentró en la plaza, un tiro sonó desde dentro. Comenzaba
uno de los hechos más turbios y violentos de la historia de México. Al oír la señal, francotiradores situados en
lo alto de los edificios empezaron a disparar a las masas indiscriminadamente
creando una situación de psicosis colectiva, un espectáculo terrible de gente
corriendo de un lado a otro, muertos por todas partes. Algunos se escondieron
en la iglesia, otros no se pudieron esconder nunca. La policía entró y empezó a
arrestar gente. Algunos salieron al poco tiempo. Otros no volvieron nunca más.
Al día siguiente la plaza amaneció barrida y los noticiarios hablaban del
clima.
Carlos está sentado en el pedestal donde se erige un
monumento a los muertos (muertos de miedo, de silencio, de piedra) Tiene 72
años. Nos mira y se presenta:
-Hola, me llamo Carlos, ¿os puedo contar un secreto?-
Estamos acostumbrados a que de vez en cuando alguien te hable solo para al poco
tiempo pedirte dinero… pero estábamos de humor.
-Sí, adelante amigo –decimos, esperando oír la misma
historia.
-Yo estuve aquí en el 68. ¿Me creen?
-Sí-digo, con un tono total de incredulidad.
-Miren-y saca una revista de política y sociedad (tipo
Cambio 16), nos muestra una foto contenida en un documental que conmemora el 68
y los hechos ocurridos en el zócalo- ¿Adivinan quién soy? Aparecen dos jóvenes
andrajosos y sangrando, uno de ellos claramente se parece a él, empiezo a
creerme su historia.
-¿Ahora me creen? ,pues miren esto- En la contraportada
aparece él hace unos años, sentado en el mismo pedestal con una leyenda en la
parte inferior “El profesor de física Carlos tras 44 años en la cárcel esta todos los
días en la plaza, contando a todos su historia” sonríe ante tal golpe de efecto.
-¿Y saben que es lo peor de todo?- Señala a la placa
conmemorativa de los muertos en la tragedia del 68, y aparece su nombre y sus
apellidos, se ríe ligeramente- Ya lo ven, estoy muerto…
-Muerto… María y yo nos miramos con estupor
-Sí, muerto, me tuvieron 44 años en la cárcel, me soltaron,
y ahora no tengo papeles, no sé dónde está mi familia. Estoy muerto. Vivo en la
plaza y me gustaría darme un baño- Debo decir que al contrario que otros muchos
no olía a alcohol no estaba sucio- Me tuvieron 44 años preso, no puedo casi
moverme. Otros hablaron. Yo me callé.
-¿El qué se calló?-pregunto
-Todo. Yo sé muchas cosas, los del gobierno que estaban
metidos en esto y lo de los disparos, y lo de la CIA…-Ya empezaba a sonar
demasiado “conspiranoico”.
-¿De qué le acusaron?
-Mejor te diré de que no me acusaron. No me acusaron de
violación, no me acusaron de homosexualidad, y no me acusaron de narcotráfico,
de aquella no estaba de moda…
-¿Y no puede recurrir al Tribunal de los Derechos Humanos?
-No, no tengo papeles. Solo quiero irme a San Luís Potosí y
allí encontrar a algunos de mis amigos… Ahora tengo que irme. Más tarde vendrán
los policías y me vuelven a golpear. Por cierto… ¿Con quién tuve el gusto de
hablar?
-Con Marcos y María.
-Yo soy Carlos, pero no se esfuercen en recordar mi nombre…
estoy muerto… por cierto, ¿No tendrán 5 pesos para un buen baño?
Metemos la mano en el bolsillo y sacamos dinero sin tan
siquiera mirarlo… Esperábamos que en un momento u otro nos pidiera dinero o
algo para comer… no lo culpamos… ¡Diablos! ¡Vive en la maldita calle y se baña
en una fuente!
Existen testigos de esta historia, existe el lugar y los
hechos del 68. El que no existe, al menos para el gobierno y la historia, es
Don Carlos, que aún vaga por allí contando su historia. Podría haberle hecho
una foto, pero esto no es un animal en el zoológico de la historia, además, es
de muy mala educación fotografiar a un muerto.
Iglesia dónde se ocultaron algunos estudiantes |
Placa conmemorativa |
Edificios dónde se situaron los francotiradores. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario