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sábado, 13 de noviembre de 2010

MUERTE.

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"Hablemos de la muerte,
del suspiro,
del cierre,
de la carrera calle abajo,
del descenso y del estallido,
del olor y del barro,
de agosto y de sus calles vacías,
del viento y de su sonido hueco,
del tiempo y de los pasos,
del fusil y del fuego,de párpados y telones,
de noticias y sentencias,de victima y asesino,
de depredador y presa,
del después y del más tarde.
Hablemos de la muerte. Cerremos nuestras bocas".




miércoles, 10 de noviembre de 2010

Atropellamos a un perro...

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"Muchos me preguntaron al regresar de Ruanda si aún creía en Dios.
Yo sé que hay un Dios porque en Ruanda le di la mano al diablo.
Lo he visto, lo he olido y lo he tocado.
Sé que el diablo existe y por lo tanto, sé que hay un Dios"

Romeo Dellaire- Comandante de la ONU durante el genocidio en Ruanda



Atropellamos a un perro. No sé cómo ocurrió. Pero ocurrió. Sentí como golpeaba el frontal del camión. Sentí cómo se envolvía en un amasijo de hierros debajo de mis pies y giraba golpeándolos. Pude incluso predecir el momento en que dejó de respirar. ZAS! Apareció de la nada, no pudimos frenar y lo matamos. Nos miramos mudos. Lo sentimos muchísimo. Ocurrió en Ruanda.
No fue el único perro que murió en Ruanda. Hace unos años (no importa cuántos) dos etnias distintas (no importa cuáles) se enfrentaron y una esquilmó completamente a la otra (no importa el porqué). Las Naciones Unidas estaban allí… bueno… estuvieron hasta que vieron la cosa fea y se fueron. Sólo quedaron algunos soldados. Tenían la orden de no intervenir ya que según la ONU se trataba de un “conflicto tribal”. Más de un millón de personas fueron asesinadas en tan sólo tres meses, la mayoría a machetazos, torturados antes de morir, los bebes eran arrojados contra las paredes y sus madres violadas por hombres que tenían diagnosticado SIDA. Las calles, mercados, iglesias estaban llenas de cadáveres, el río bajaba atestado de cuerpos y partes de cuerpos. El olor era insoportable y los perros comenzaban a devorar a los muertos que se hacinaban en las esquinas. Conscientes de este problema los mandos superiores ordenaron a los soldados disparar a los perros. Por lo visto la imagen de un perro devorando un cadáver les resultaba atroz. Varios meses más tarde la ONU admitió que había sido un terrible error no intervenir en el mayor genocidio de la historia. El general Romeo Dallaire aseguró que el puñado de soldados que le habían denegado hacía tan sólo unos meses podría haber parado aquella barbaridad. Pidieron disculpas. Por desgracia aquellas disculpas no pudieron salvar a más de un millón de personas. Tampoco salvaron a ningún perro. Parece ser que Dios estaba de vacaciones.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Iconoclastias

Así de curioso y caprichoso es el destino. En el único hotel decente del pueblo próximo al lugar dónde se avistan gorilas me encuentro la habitación "Dian Fossey". El conserje me dice que en esa misma habitación se alojaba la primatóloga mas cinematográfica del mundo (mundial) que cambio al los gorilas de sus amigos y su novio por estudiar los gorilas de montaña. Profundas diferencias con los nativos la llevaron a morir asesinada. La buena de Dian no veía correcto que con las manos y cabezas de gorilas hiciesen ceniceros y decorasen despachos de ricos. Sin duda una heroína y un modelo a seguir. Poso en estas instantáneas en la silla donde escribió la mayor parte de sus trabajos y bueno... también poso dónde reflexionó sobre otras cosas. Te queremos Dian, estés dónde estés se que tienes sentido del humor. Tus gorilas te mandan un abrazo enorme.


Gorilas en la niebla.




Una mañana radiante nos sorprende. No es muy habitual que en Rwanda amanezca despejado. No es nada habitual. Tocado por alguna especie de ángel de la suerte me despierto en la misma cama que la investigadora Dian Fossey lo hizo algunos años antes. En el reparto de las familias que visitaremos esa suerte no para. Visitamos la familia Susa, aún conserva una hembra que conoció a la famosa primatóloga.
Sólo 700 ejemplares de Gorilas de montaña sobreviven entre Rwanda, Uganda y el Congo, sin entender de fronteras transitan entre los parques naturales, ajenos a las terribles historias que estos países guardan.
Cazados hasta la saciedad, perseguidos por su carne o para cortar sus manos y hacer ceniceros y rituales vudú ,han sobrevivido hasta nuestros días. Ahora es distinto, ahora los gobiernos han visto lo lucrativo que resulta que un extranjero pague 400 euros por visitarlos. Ahora los gorilas son sus amigos.
El enorme macho de espalda plateada me mira entre las ramas. Me mira (¡Diablos!, ¡es cierto!¡Me mira!). Nunca pensé cómo sería la mirada de un gorila. Sería una redundancia decir que es humana. También una estupidez. He visto miradas humanas vacías. Cuando queremos acercar a un animal a nosotros decimos que es humano. Ellos no lo son. Y espero que nunca lo sean.