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miércoles, 6 de febrero de 2013

Tra(d)iciones

En algún caso hemos hablado aquí de la  contaminación cultural que ejercemos sobre los lugares en los que, los buenos de los hombres blancos, ponemos los pies. Pero hay uan máxima que cualquier perroflauta ilustrado debe saber: "Si te invitan a un evento al que no irías en tu país en el extranjero, vete, sólo así reforzarás tu posición".
Hace un tiempo, el bueno de mí conductor (mi asesor y "padre" africano) Machange, me invitó a la comunión de su hija, y bueno... siguiendo la línea de participar en cualqier experiencia aunque no comulge (nunca mejor dicho) con ella, me puse mi único pantalón "no safari" y me dirigí hacia dicho evento.Llegué un día antes acompañado por dos de mis compañeros de trabajo después de emplear 4 horas para hacer 150km. Cuando llegamos mi amigo nos esperaba en una furgoneta destartalada en medio de una calle, dónde, ¡Sorpresa! era el único blanco. Después de dar botes por una plantación de plátanos llegué ala casa, en la que me guardaban la mejor habitación y el mejor lugar en la mesa, en mitad de un remolino de mujeres dando vueltas de un lado para otro, alistando los últimos detalles. La mañana amaneció con la misma dinámica frenética de mujeres corriendo de un lado a otro y preparando comida, mientras algunos hombres trataban de colocar un toldo con el símbolo de las naciones unidas y de partir un poco de carne con más pena que gloria.





De acuerdo a  los estándares Tanzanos, la ceremonia empezaba a las 11, pero a las 11:30 la familia aún corría por la casa de un lado a otro. Se trataba de una ceremonia luterana, que la ver tantos negros en la iglesia, creí que eran luteranos por Luther King, pues no... es por Martín Lutero... El luteranismo es algo de lo que no tengo ni idea, pero es bastante variopinto. Hay curas normales, vestidos de cura, y señores en traje que gritan e incluso cuando hablan en swahili, te parece que estás pecando. Por cierto, ir a una misa en Swahili es como ir a ver una película sueca dogma sin subtítulos: sabes que pasa algo, pero no sabes el qué. Resultado: cuando dijeron "Levántense los padres de las niñas" pues.. me levanté yo, y me volví a sentar entre las carcajadas de la concurrencia. Me fui a las 2 horas de misa. Resumen: Un predicador que era una mezcla entre satán y chiquito de la calzada, trajes de tela de carnaval por todos lados y el típico banco de niños aburridos...


                                                     


Después de salirme de la ceremonia y buscar un bar donde, como en todas las áreas rurales, solo hay cerveza caliente, llegó la hora de la comida y acudí brujuleando ligeramente. Un enorme buffet de carne, plátano y arroz y la presencia de las tres comunioneras en la mesa principal. El padre, orgulloso de contar en tan importante evento con un blanco, se dirigió la público para presentarme e informar que presidiría la mesa con las comunioneras. Me cayó una lagrimilla de emoción y accedí, un poco tímido... Bailes, risas, fotos a los niños... ¡y nada de alcohol! ya que el luteranismo no lo permite (Marcos:1, Luteranos:0).




                           

En mitad de la ceremonia, un hermano del padre de la niña se acercó a mí, y con la cómplice sonrisa del dueño de la casa me sacó a beber a otro lugar, a otra casa dónde eran luteranos light y bebían una fermentación hecha con plátano, ácida y picante que hizo que mi cabeza diese algunas vueltas. Mas tarde, por la noche, se oían los cantos de las mujeres solteras en busca de hombres, bajo un cielo lleno de estrellas y la mítica silueta del Kilimanjaro