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domingo, 10 de octubre de 2010

Pirata del estrecho...



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Después de unas breves vacaciones merecidas, complicadas y disfrutadas en su justa medida, de esta guisa, y sin perder la sonrisa, me descubrí cruzando los 70 kilómetros del estrecho que separa la isla de Zanzíbar del continente: En un barco de madera de pescadores impulsado a vela y cargado de cajas, piñas, sandías… después de haber firmado ante las autoridades (previamente sobornadas con 300 pts. de las de antes) un papel eximiéndolos de toda responsabilidad si algo me sucedía. La cadena de acontecimientos que desencadenaron esta situación fueron varios:
Comodidad: el ferri oficial (que lo había) solo cruza hasta Dar es Salam no hasta Bagamoyo que es dónde yo quería ir. Me atrajo esa ruta porque era la que hacían los esclavos (Bagamoyo- Stone Town), pero al revés (Stone Town-Bagamoyo) lo que técnicamente es una ruta hacia la libertad ¿no?
Economía: resultaba 15 dólares más barato.
Cutrerío: hay personas que adoran viajar incómodos rodeados de tipos que no conocen ni entienden, con los que no comparten ni el color, sobre cajas de plátanos, galletas, piezas de motores… Soy cutre, de condición y de situación.
Esnobismo: poder contar que por un día viajaste en patera. Porque ESO era una patera.
Y sobre todo por vosotros. Incondicionales seguidores. Queridos amigos que entrada tras entrada comprobáis que por desbocada y absurda que sea la vida, siempre habrá un punto más desbocado y absurdo, un camino sin dirección ni sentido, una esperanza absoluta en que el viento siempre sople en popa, un miedo irrefrenable a no saber qué hacer el día que el viento pare…


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Y como regalo, y solo por esta vez, dejaré una bonita foto de la pensión africana en la que residí. Como no podía ser menos, era el único blanco que había estado allí en meses.


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Y así pasa la vida de este lado. Así voy echando de menos cada vez más. Así creo que siempre estoy en otro lado creo que estoy dónde no debería o donde nadie me espera o me necesita. Así pienso, un poco triste, en volver mientras diez negros se ríen a mandíbula batiente cuándo una ola, furiosa y racista, me moja hasta las orejas…



miércoles, 6 de octubre de 2010

Los ojos de África




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Siempre sucede lo mismo. Como una maldición. Cada vez que el camión pasa por un poblado, un ejército de niños corre exhausto tras él… surge la pregunta inevitable –Pobres… ¿Les podemos dar algo? – Mi mirada traspasa al preguntador- Sí, muchos problemas… El preguntador se calla avergonzado pensando que el guía es un borde. Definitivamente mi trabajo no es caerle bien a la gente…

Puede que el inocente preguntador no haya percibido que las manos de los niños en África, hoy por hoy, no están en posición vertical para saludar, si no en posición horizontal para pedir. Lo que antes eran saludos, ahora son exigencias, en ocasiones acompañada de un ¡give me money! que avergüenza y cabrea a partes iguales. En otras ocasiones piden bolis, caramelos o camisetas… Entre todos hemos creado un continente cuya máxima desgracia es la explotación incontrolada de sus recursos y la pedigüeñería, ambos delitos con similar autor y modus operandi.
Y el observador, usando unas lentes y una miopía occidental, se enternece, y con toda su buena intención le ofrece un boli, una camiseta o un caramelo a aquel niño desvalido que le mira con cara de corderito, que en lugar de estar en clase aprendiendo gramática de blancos, monumentos de blancos y ríos y ciudades de blancos está al borde de una carretera esperando que EL GRAN DIOS blanco, la causa y la solución a todos sus problemas, reparta lo que le sobra.
Los que hemos hecho análisis de texto en selectividad, vemos ciertas cosas a tener en cuenta en lo anteriormente relatado:
1-Un niño descalzo o sin camiseta no es un niño infeliz, nos hace infelices a nosotros. A mí me hubiese gustado que me dejasen andar sin camiseta y descalzo cuando era churumbel. También recuerdo que pedía sin necesitar y comía sin tener hambre.
2-Claro que tienen que saber leer y escribir para ser hombres de provecho… ¿Pero tienen que aprenderse toda nuestra historia, tradiciones y religión? ¿Alguien les pregunto, solamente por si acaso, si querían enseñar en SUS escuelas SU propia historia para ser hombres de provecho en SU contexto, que es tan válido como el nuestro? Sospecho que nadie lo ha hecho.
3- La limosna es una manera efectiva y rápida de lavar conciencia. Transforma al culpable en salvador. Nos llevamos el café, el cacao, el coltan, su pescado (ambas historias muy serias que algún día discutiremos) y les dejamos los móviles que no queremos, los coches que no queremos, los medicamentos que no queremos. Construimos un basurero enorme, inmenso, con millones de personas dispuestas a comprar todo lo que huela a blanco y encima tenemos huevos a decir que les ayudamos dándoles las migajas para dormir tranquilos.
4- POBREZA no es no tener un boli, es no tener nada que escribir. POBREZA no es no tener unos zapatos, es no entender porque te los tienes que poner. POBREZA no es tener que pedir, es depender de lo que te den. POBREZA es falta de OPORTUNIDADES.
5- África no es un niño lleno de moscas en la orilla de un camino. África es un lugar físico, la consecuencia de muchas cosas, las cuales ignoro en su mayoría, una asignatura pendiente, un problema cuya única solución, creo, es la VOLUNTAD de solucionarlo y eso no conviene a nadie.
Mí amiga Carmina (que para ser africana ya solo le falta ser negra) me dejo muy claro en una ocasión cuál era el problema –Nuestros abuelos conocieron la radio, después vino el teléfono, mas tarde vino la televisión, el video, las videoconsolas de juegos… Sus padres cuidaban ganado vestidos con un taparrabos… ahora tienen móviles… ¿No crees que es insano saltarse todos los pasos intermedios?...
Y esto no lo digo yo, que al fin y al cabo soy un recién llegado que no es sociólogo ni nada por el estilo… lo dice gente que lleva aquí muchos años y sabe de qué habla, gente que intenta hacer lo posible para entender dónde está y qué responsabilidades tiene. Gente que jamás le daría un boli a quién no tiene nada que escribir.