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viernes, 7 de diciembre de 2012

La ciudad y todas sus pieles.



Fue exactamente dos minutos antes de que la voz del imam empezase a sonar por el altavoz. Abdul abrió los ojos y apenas se levantó de la cama, comprendió que aquel no sería un día normal.
Para empezar, las calles eran distintas, caminó durante un rato largo por la ciudad vieja y nada parecía ser igual, callejeó por los lugares de siempre pero no vio una sola moto o coche, tan solo sintió un profundo olor a muerto, y al doblar una esquina se cruzó a un indio que llevaba encadenado a un hombre de azabache… le resultó tan raro que cambió de dirección en la siguiente bocacalle para dirigirse a la mezquita…
Tampoco la gente era la misma, a medida que amanecía, numerosos  portugueses e indios caminaban rápido, con cara de preocupación, trajinaban con fajos de billetes, compraban esclavos, oro, marfil… y hablaban de las salidas de tono de la Princesa Salme, de sus nuevas correrías y de sus amores prohibidos… Alá castigaría a la que pretendió desafiar todas las reglas y a todos los hombres.  Incluso su padre, el Sultán, había puesto el grito en el cielo…

Caminando por la calle parecía avanzar sin mucho sentido en el tiempo, sonaron cañonazos y algunos edificios fueron alcanzados. Todo el mundo comenzó a correr calle abajo, gritando “¡Bombardean el Palacio! ¡Atacan al sultán!”  Duró poco más de 40 minutos y el caos se apoderó de las calles,al instante todos hablaban de la breve guerra, quizás la más breve de la historia entre miedo, desconcierto y estupor.
 Abdul corría con la multitud sin estar demasiado seguro de lo que estaba pasando y al meterse en la calle principal todo volvió a ser distinto, exhausto se sentó en la plaza y un nuevo griterío llenó las calles, pareció viajar más de cien años en el tiempo, ahora había coches  y decenas de periodistas, todo el mundo gritaba "¡El Sultán ha caído! ¡Somos libres!" y varios grupos armados con simbología comunista patrullaban por las calles, aquello le pareció algo más cercano a sus recuerdos y el nudo de ansiedad se fue deshaciendo…. De pronto la llamada del imam le hizo saltar de la cama velozmente. Despertó por segunda vez, esta vez de verdad, olía a clavo y a canela y en la esquina de siempre los hombres de siempre  preparaban té, más adelante se podían leer los resultados de la Premier inglesa. Caminó por las calles, pero esta vez sin absurdos viajes a un tiempo que se pliega sobre el mismo y le enseñan al hombre su historia.








.Fotos tomadas en las calles de Stone Town, Zanzibar Noviembre de 2012

jueves, 6 de diciembre de 2012

 Una aventura africana que por suerte no me tocó vivir...
-Para los del copago sanitario.
-Para los de "Que felices son en áfrica".
-Para los de "Tú si que tienes suerte, trabajar allí"

http://www.theopendream.com/reaccion-safari/

Gracias Jon.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Quizás el paraíso no exista -pienso mientras doy un trago largo a una cerveza helada- puede que no exista, pero la idea no me preocupa.
Las mujeres suben por la linea de costa, desde el mar, cargadas con sacos de algas que venderán a una empresa japonesa que elabora cosméticos. Un remolino de niños corre a bañarse y otros juegan un partido imposible en un terreno en cuesta, sin camiseta y con unas porterías desproporcionadas. Todos son árbitros.
Apenas el sol ha caído y ya una hilera de barcos de madera sale hacia el mar. Los pocos blancos que hay cerca pasean pisando la delgada línea de espuma que dejan las olas y las huellas se borran a cada lametazo de agua tibia. Mañana ya no quedará nada. Todo lo que había, las huellas, las botellas rotas, las porterías, las algas... todo se lo llevará el mar hasta lo más profundo. Mañana a volver a empezar, a volver a poner la portería, a esquivar nuevas botellas rotas, a caminar nuevos pasos.
Quizás el paraíso no exista, pero la idea no me preocupa.





Fotos tomadas en Jambiani, Isla de Zanzibar- Tanzania, Noviembre de 2012

jueves, 15 de noviembre de 2012

Estatuas.

Como moscas atrapadas en la inmensa tela de araña de calles y plazas y edificios. Hablan de las guerras que libraron los hombres, contra los dioses, contra los elementos, contra ellos mismos. El día en el que ya no podamos vivir aquí, cuando hayamos tenido que abandonar las ciudades, las calles, las casas... ese día nos odiarán por haberles hecho las piernas de piedra, la piel de piedra, el corazón de piedra. Sufrirán como hombre y mujeres y dioses de piedra en ciudades de piedra y desearán poder ser de carne y hueso para asesinara a quién así las hizo. Por ahora permanecen firmes, quietas, observándonos caer poco a poco y de espaldas hacia el infierno de nuestra propia creación.

Fotos tomadas en las calles de Florencia, Italia. Primavera 2012







miércoles, 10 de octubre de 2012

Cuestiones básicas...

Es que son cuestiones básicas ¡coño!- me espeta uno de los viajeros mientras mantenemos un arduo debate sobre la ablación, el maltrato a las mujeres o las condiciones insalubres de vida- Nadie que sea humano lo dudaría. Cualquiera que corte el clítoris de sus mujeres o les pegue o viva en una pocilga no merecería vivir... ¡Y ya está!-yo mantengo un prudente silencio, estoy acostumbrado a que en demasiadas ocasiones se viaje más con los pies que con la cabeza.
Nos apeamos en la tribu de los Pokot. Los Pokot pertenecen a una amalgama de pueblos que habitan el norte de Kenia,  poco relacionados entre si que los ingleses no supieron como clasificar y se incluyeron bajo la denominación de "Kalenjin". Durante la descolonización se les asignaron tierras (cosa bastante estúpida, dado que se trata de una tribu ganadera nómada: los límites de su territorio están marcados por los pastos buenos y los flechazos de sus enemigos, generalmente Samburu y Turkana). Este reparto de tierras resultó ser una hábil estrategia para desplazarlos a las tierras menos ricas. Desde entonces viven, en los años buenos, comerciando con sus vecinos Turkana o Samburu, en los malos, matándose con ellos.
Entramos al poblado entre una nube de polvo. Nos reciben dándonos la mano, sonriendo.
Comienzan las preguntas a nuestro guía,Sam, un pokot muy majo al que los pantalones vaqueros le quedan terribles...
Lo que más llama la atención es una casa de adobe con techo de chapa en medio de las chozas de paja.
-¿Por qué está esa casa ahí?-pregunta un avivado viajero
-La construyó una ONG alemana. Decían que no podíamos vivir en las chozas. Que no era sano.
-¿Está habitada?
Sam rompe en una ruidosa carcajada-Noooo... estuvo habitada un par de días, pero la abandonaron....
-¿Por qué?
-Con la primera lluvia el ruido dentro era atronador. Si vienen a robarte el ganado no los oirías.Suena lógico ¿verdad?.
Todos abren los ojos. Parecen haber entendido.
Una chica joven clava la vista en los enormes collares de cuentas... -¿y esos collares?
-Indican que la chica ha pasado el ritual de la ablación. A los trece años (aquella niña aparentaba no más de quince)
De pronto la cara de todo el mundo adquirió un tono grave. Ya no podían mirar a Sam a los ojos.
-¿Practican la ablación?.
-Sí, como otros muchos pueblos...
-¿Y ellas quieren?
-Sí, no les queda más remedio. Nadie se casaría con una mujer con clítoris. Sería repudiada y desprovista de tierras. Moriría de hambre.Sola.-Caras largas, como personajes de un cuadro de Modiglianni.
Un niño pasa por nuestro lado, tiene unos 5 años- Desde los tres o cuatro años los niños duermen fuera de las casas, tienen que cuidar el ganado, si pierden alguna cabra les caerá una tremenda tunda...
-¡Eso es violencia con menores! dice el mismo indignado con el que abro el relato.
-No, no lo es, si fuese adulto o mujer le pegarían igual. Aquí el ganado es la vida. A los doce o trece años los jóvenes se harán heridas unos a otros (escarificaciones) para demostrar valor.
-¡Una salvajada!
-No lo es. ¿Si un día vas por el bosque, te dan un flechazo, y tu compañero, el único que te puede salvar, se marea porque tiene miedo a la sangre, qué harías?-Todos callan.
Los pokot corren hacia una pequeña explanada. Se disponen a bailar dando tremendos saltos y gritos. Se ríen y sacan a bailar a todos los que encuentran delante. De pronto se monta una tremenda fiesta. Danzan delirantes y todo el mundo sonríe. Sus caras están felices. Niños, mujeres embarazadas, hombres... se agarran de la mano. Nos vamos y la fiesta sigue.
Una vez más, y ya van treinta, me voy de ese poblado sin poder tacharlos de salvajes, de incivilizados, de malos. Me voy sin querer matarlos,. Pensando que merecen toda la vida que merecemos nosotros.
El indignado no habla. Solo mira al suelo.










jueves, 6 de septiembre de 2012

John y el loco Orden Mundial


Se acaba el día. Queda algo más de una hora para que anochezca. John anda con paso ligero, con una manta de cuadros sobre sus hombros, una túnica roja y unas sandalias hechas con cubiertas viejas de coche. Cada vez corre un poco más. Siempre van con paso ligero a todos lados. Un punto rojo en un mar de hierba. Como siempre entabla una conversación afable con los visitantes, habla de fútbol (es del barcelona) y a veces de comida o de tradiciones. Cada poco tiempo estalla en una ruidosa carcajada y me agarra por el hombro, haciendo un amago de abrazo.
Se acerca a una pareja de recién casados, llevamos algo más de quince minutos hablando de las bodas:
-Los masai se pueden casar con más de una mujer. Pero es caro. Pones hasta cinco vacas y tienes que matar otras dos. No es barato para un masai casarse... ¿Cuánto vale casarse en España?-Mira a la pareja de recién casados.
-Pues unos veinticuatromil euros...
John toma su bastón y comienza a hacer cálculos en el suelo. Nos mira con los ojos como huevos, mezcla entre pavor y sorpresa...
-Eso son unas 60 vacas... aquí con eso te casas con la hija del jefe- se ríe estrepitosamente, ante la suculenta idea de ser el yerno del jefe, acto seguido se pone serio y me mira...
-...60 vacas... eso es mucho... supongo que después de pagar eso tendréis ya vuestra casa lista para vivir en ella y vuestro terreno para poner a los animales...
-No John, le contesto, allí no es tan fácil, las casas se adquieren de otra manera, no es tan sencillo...
-¿Cómo se compran las casas?-pregunta sumamente interesado
-¿Te lo explico en vacas o en dinero?
Se carcajea de nuevo y me toma por el hombro
-En vacas... ¡sabes que soy masai! entiendo mejor todo en vacas- me guiña el ojo a espaldas de los clientes.
-Pues bueno, brevemente, supongamos que tu casa vale veintemil vacas, ¿de acuerdo?
- De acuerdo
-Pues tu sólo tienes doscientas... ¿Qué harías?
-Olvidarme de la casa...
-¡Pedir diecinueve mil ochocientas!- Se ríe con un aire a Louis Armstrong
-Es una locura... ¿cuánto tardas en devolver esas vacas?
-40 años, más o menos.
-Pero entonces, no compras una casa, compras una tumba...-Todos agachan la cabeza impresionados por semejante respuesta.
-No solo eso John, ¡al final devuelves treintamil vacas!
-Diablos... ¿Y quién tiene tantas vacas para prestar?
-Nadie.
-Pero entonces... el que las presta, ¿de dónde las saca?...
-Son de otros, el solamente es el dueño del establo...
-¿Presta unas vacas que no son suyas?- Puedo afirmar que en mis vueltas por el mundo no recuerdo semejante cara de estupor- Si un masai hiciese eso... ¡Lo mataríamos!-Todos enmudecieron ante tan atractiva idea.
-Y si durante los cuarenta años no se las puedes pagar... te echara de tu casa y te devolverá muchísimas menos vacas que las que  has pagado.
-¡Pues con más razón! ¿y como permite el gobierno eso?
-Porque también prestan vacas al gobierno...
-¡Vacas que no son suyas!...-ahora mira enfadado- Ahora entiendo porque estáis como estáis: Necesitáis cien veces más vacas que las que tenéis para poder vivir, se las pedís a alguien que no es el dueño, os condenáis para devolverlas y vuestros jefes no hacen nada. Es una cosa de locos. Es ridículo...-avanza unos metros y se apoya en el bastón, en equilibrio sobre una pierna- ¿Sabes qué Marcos?... ¡es mucho más fácil ser Masai!
Durante el camino de vuelta nadie habló. Todos mirábamos al suelo. Abatidos por la tristeza de haber olvidado lo que realmente importa. Aplastados por la lógica de John, que caminaba a paso ligero, libre, por el inmenso mar de hierba. Por su casa.



miércoles, 11 de julio de 2012

Mañana de domingo...

Amanece. Mañana de Domingo. La humedad baja por los bordes de la caldera del Ngorongoro como espuma rebosando por el vaso más grande del mundo. se desliza suavemente hacia el interior y se queda a medio camino barrida por el viento. Un rato más tarde ya no quedan nubes, todas se han ido escapando fuera del agujero. No hay casi gente y se respira frío. Los pocos que hay se esconden en sus prendas como tortugas.Pienso que esconderse del frío es inútil. Tanto como esconderse de la muerte o del aire.




Pienso que estas horas, en mi ciudad estarán las calles vacías, transitadas sólo por los que vuelven de una noche loca, de una aventura al filo de la madrugada, pensando en toda las mujeres que se fueron con otros, magreándose en un portal o limpiándose los restos de sangre de la última pelea. Mañana de domingo. Sexo y sangre.

domingo, 3 de junio de 2012

Los fantasmas de la noche

Es de noche en la selva. Nunca sabes quién te estará observando.








- Fotos tomadas en Amani, montañas Usambara, Norte de Tanzania

sábado, 26 de mayo de 2012

Todos los desiertos. El desierto...

desierto de Atacama (Chile)

VAlle de La Luna con Volcán Licancabur

Valle de la Luna- San pedro de Atacama (Chile)

Laguna Céjar-San Pedro de Atacama (Chile)

Lagunas Céjar- San pedro de Atacama (Chile)

viernes, 25 de mayo de 2012

Pérdidas



Ha ocurrido algo terrible. Terrible. Ocurrió hace algún tiempo. Pero no soporto más el silencio.
Como todo lo horrible que ocurre no se puede hablar de ello al instante, ni al día siguiente, ni tan siquiera la misma semana. El hecho permanece encerrado en las cárceles del tiempo, como un tabú, como algo prohibido. Como si al mencionarlo volviésemos revivirlo. No se nombran las guerras que dividieron a los hombres. No se habla del familiar muerto sin mirar al cielo confiando en que esté allí. Jamás se invoca lo que se ha llorado.
Los masai jamás ponen a un niño el nombre de un muerto, creen que si lo hiciesen no descansaría el alma del muerto ni conciliarían el sueño los vivos. Cuándo se refieren a él nunca usan su nombre, dirán "el que vivía en la esquina" o "el que tenía gafas". Nunca su nombre.
No hay nada mas terrible que la desgracia. No hay nada más ingrato que su recuerdo.
Dejémonos de preludios. Vayamos al grano.
Me encontraba en Chile, cerca del mar (en Chile siempre estás cerca del mar). Migración de invierno. Un viaje largo y difícil. No se cómo, ni dónde... pero cuándo fui a echar mano a mi cuaderno, éste ya no estaba... Lo más horrible que le puede suceder a un viajero. Tres años de historias. De pensamientos. De direcciones. De tickets de tren, fotos, manchas de vino y hojas mojadas... Ojalá hubiese sido mi pasaporte, ojalá hubiese sido mi ordenador. La pérdida es irremplazable. Habrá otro. Pero no guardará lo mismo en su barriga. No se habrá comido las mismas historias.
Me senté en el banco de una plaza. Me resigné. Pensé que es estúpido apegarse a las cosas físicas, porque, irremediablemente, están expuestas a las leyes de la física. Pueden caerse, romperse, perderse, disolverse,  quemarse, volatilizarse o ,incluso, volar por los aires.
No me sentí mejor. Imaginé la cara del que lo encontró, su mirada huidiza, sus dedos afilados, sentado, solo (porque estaría muy, muy, muy solo) a oscuras, debajo de un flexo de plástico barato, manoseando pedazos de mi pasado, riéndose de mis historias, observando fotos de personas que no conoce en lugares en los que nunca ha estado. Componiendo un personaje al que vampirizar, del que nutrir su vida triste y solitaria. Pensé con rabia en una señal que había visto esa misma mañana. Disfruté pensando que algún día lo arrasaría una ola asesina, pero a él solo.

Señal de peligro por Tsunami. Iquique. Chile



sábado, 3 de marzo de 2012

¡Fiesta de la Quebrada!


Entre cerros de colores trato de componer una historia imposible. El Diablo es el protagonista.
La resaca de color del Carnaval de Oruro se me clava en la retina. Otra vez el Diablo.
Tilcara (Norte Argentina) vive entre cerros, se extiende por unos pocos cientos de metros en lo profundo de una quebrada, en la gran quebrada de Humahuaca. La gran fiesta del Carnaval se extiende aquí por casi un mes. Diablos trotan por las calles lanzando polvos de talco y espuma.. Para ser Diablo y Bailar como Diablo no basta con tener el traje. Ser el Diablo requiere un comportamiento concreto. No se quitará la máscara en todo el carnaval. Hablará con voz aguda. Asustará a las damas. Y muy importante. Es seleccionado por la comparsa.No cualquiera puede ser Diablo. No hay mayor honor para una mujer que acostarse con un diablo. Más tarde nunca sabrá quién es el padre de la criatura que gesta. Muchas mujeres, al temer ser madres solteras, después del carnaval al descubrirse embarazadas, se suicidan. Al fin y al cabo : ¿Quién quiere tener un hijo del Diablo?

lunes, 27 de febrero de 2012

Desiertos.

Los puestos fronterizos de Argentina y Chile por el desierto de Atacama distan cientos de kilómetros. ¿por qué?, muy sencillo, porque no hay nada.Nada. Infinitas llanuras secas. Cumbres nevadas. Lagos de colores imposibles. Nada. Vacío.
El vacío es el lugar de las ausencias. Esa idea me obsesiona. Cuanto más grande es el vacío más evidentes son las ausencias. Más obsesivo el sentimiento de soledad. Las ausencias aparecen de la mano del vacío. Cuándo te rodea la exhuberante vegetación no hay vacío. Siempre puedes mirar cualquier cosa. Siempre puedes dejar de pensar. En el desierto no. En el desierto viven los recuerdos. El desierto te enfrenta a tu yo más cruel e intolerante.
Nadie en su sano juicio vendría a un desierto a olvidar nada. Es imposible. Cientos de kilómetros de aridez, de ausencia de vida. Quien se adentra en un desierto sabe lo que le espera. Nunca podría ir solo, no podría acarrear suficiente agua como para sobrevivir. Moriría de sed. La más horrible de las muertes.
Nadie: los egipcios nunca se separaron del Nilo por miedo al desierto. Herodoto, el gran historiador griego, en su viaje a Egipto tampoco se despegó del Nilo. Los Incas, hijos del Sol, Padre del Desierto, solamente se adentraban en contadas ocasiones. En los grandes desiertos del Norte de Kenya, de Sudán... solamente habitan tribus hostiles que sobreviven en un océano de fuego. O te mata o te enloquece.
El desierto ardiente es también un desierto interior, un desierto metafísico, un desierto existencial. Un paso escalofriante hacia tus miedos más ancestrales. Recuerdas preguntas. Dudas respuestas. Miras a los ojos de una soledad no elegida. Una soledad que es lo suficientemente hija de puta como para no dejarte en paz ni un minuto. Lo suficientemente obsesa como para repetirte que tu también eres un desierto. El desierto. Todos los desiertos.

lunes, 13 de febrero de 2012

Toda la lluvia


“Te hubiera dado más de lo que me robas, le dije al Norte cuándo me fui p´al Sur”
J.Sabina- Vámonos p´al Sur
Acaba de caer una lluvia tropical tremenda. El agua fluye hacia todos lados. Los canales rebosan. La gente corre tapándose con cualquier cosa. Salgo de la oficina e verlo en directo. Es un espectáculo impresionante.
¿Qué me ha robado el Norte que el Sur me ha dado? (Mientras me pregunto esto me pongo sin querer debajo de un chorro de agua, una gota baja por mi espalda hasta la rabadilla). Sigo pensando mientras coloco dos hojas de coca más en mi boca…
No lo sé. Lo siento pero no lo sé. Siento que la vida acá es de otra manera. No es un conjunto de elementos girando en torno a un centro más o menos fijo. No es una sucesión de hechos previsibles que llevan a un fin. No es un tren a una hora, o una luz de semáforo que te dice cuándo pasar y cuándo no. No. La vida aquí es otra cosa. Es una puerta desvencijada en unas bisagras viejas. Es un remolino excéntrico que escupe por arriba lo que traga por abajo. Es una patada en la estantería dónde están todos tus libros, dónde los más viejos te contaron cómo era el mundo. Es un tren que nunca llega, o que nunca has tomado, o que tal vez no existe pero aún así lo esperas en la estación, con tu ropa de domingo y dos empanadas en una bolsita de plástico.
“Para ser libre sólo necesitas vivir en un lugar dónde no te metan una bala en la cabeza por decir lo qué piensas” eso me dijo Juan Pablo. Había sufrido la represión durante dictadura Argentina. Él sabe lo que es no tener libertad. Y pensé en nuestra libertad, nuestra “libertad económica” que no es otra cosa que una esclavitud remunerada. Aquí soy un afortunado. Tengo para vivir, para disfrutar… me rodea mucha gente menos afortunada, eso me quita a veces el sueño, pero pienso que si no soy feliz no podré hacer feliz a nadie, y me siento en la vereda a compartir una empanada con el barrendero. Supongo que mi situación es cómoda, que hay mil realidades que me rodean, mejores o peores, pero llueve, y la empanada caliente sabe a gloria…
Y camino por la calle sonriendo, con mi mano derecha en el bolsillo y un par de monedas bien apretadas. Camino sin que el resto sepan que tengo un plan. Un plan sin agenda. Un plan sin dinero. Un plan sin medios. Un plan sin plan.
Y lo que parece descabellado aquí es normal. Y haces y deshaces tu vida tres veces en menos de un mes. Y te mueves sin rumbo, en la ciudad sin límite, vagas por el simple hecho de vagar. Y reniegas de las antiguas verdades sin buscar las nuevas. Y por fin entiendes que, después de todo, la vida es eso: todas las vueltas, todas las idas y venidas, todas las agendas caducadas, todos los trenes retrasados, toda la lluvia… TODO, absolutamente TODO lo que te pasa mientras tú te empeñas en hacer las cosas de otra manera.
http://www.youtube.com/watch?v=iU4mK1vt07U