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jueves, 25 de junio de 2009

Made in Japan


Y sigo comiéndome principios… ¿Yo, anarquista y antimonárquico, revolucionario y libertario directamente implicado en la visita de un príncipe de una de las monarquías más antiguas del mundo?
Con casi dos meses de preparación , llegaban a Bolivia Hitachi Mashahito, príncipe (hermano del emperador) de Japón y su esposa, con motivo de la celebración de los 110 años de inmigración japonesa a este país (http://es.noticias.yahoo.com/9/20090615/twl-los-principes-hitachi-de-japon-llega-e1e34ad.html), en medio de un dispositivo de seguridad de 34 personas y casi todo el cuerpo diplomático de Japón en Latinoamérica, su Majestad visitaba Biocentro Güembé. El Servicio de Inteligencia japonés, el Cuerpo de Asistencia a Mandatarios de Bolivia y el embajador de Bolivia habían visitado el lugar un mes antes, midiendo los tiempos de paradas, alturas de ramas de árbol, separación entre adoquines, pendientes… que tuvimos que arreglar, reparar y poner a punto en menos de un mes…

El embajador de Japón se dirigió a mí con un castellano de japonés de chiste:
-Emperadooor sel conocedor animales, nosotros pedir tu compañiaaaa en Tour… porque tu biólogo conocer animales plantas mas…
Y me planteé la gran pregunta que se hace todo antimonárquico… ¿Qué hacer si el Príncipe de Japón te pide que lo guíes en un Tour? ¿Cómo equilibrar el “maldito representante de una institución obsoleta y deplorable” con el “¡Y lo que mola contarlo en el blog!? Así que… ¡lo hice por vosotros! (¿A qué cuándo quiero soy asqueroso?).
Un curso intenso de dos horas de protocolo japonés (que al final ni ellos cumplieron), aprender a decir hola y adiós y sobretodo tener cuidado de no atropellar al Príncipe (¡os juro que me ha pasado! Es pequeño y muy lento y justo iba a su lado por un camino estrecho….) fue lo más complicado… Por lo demás la experiencia fue interesante, se pasaron por el forro el protocolo, nos tendieron la mano varias veces (lo normal es una reverencia) y al final nos entregaron personalmente, al jefe, a los dos guías y a la organizadora dos piezas de vajilla real de porcelana fina color azul cian, con el sello de la familia real en Oro de 24 kilates y una buena historia que contar.
Es curioso ver el dispositivo de seguridad que conlleva un jefe de estado y cómo se invierte en proteger a una persona lo que valdría para proteger a cien. Es curioso ver, cómo a estas alturas de la historia, aún hay vidas más importantes que otras por cuestiones hereditarias. Es curioso ver como la monarquía sigue siendo la enfermedad histórica de transmisión sexual más grave…