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miércoles, 29 de julio de 2015

Todo... hasta la muerte

Cuando un masai muere procura que nadie lo vea morir. La muerte en sí es una decadencia, un paso a la inutilidad total para la comunidad. Un adiós definitivo. En tal estado de decadencia es una vergonzoso estar cerca de tus familiares y amigos. Cuándo un masai está a punto de morir lo sabe, lo adivina con una  precisión de vidente, y ese día desaparece de su casa y se interna en la sabana para dejarse morir. En caso de que no pueda moverse o la muerte le haya pillado desprevenido, sus familiares tomarán su cuerpo, lo embadurnarán en aceite y lo llevaran debajo de un árbol, allí atarán una cabra viva para atraer a las hienas o a los leones que se harán cargo de todo. El nombre que tenía el masai jamás lo tendrá otro masai de la familia y cada vez que se refieran a él no usarán su nombre si no alguna característica que lo definió en vida. La muerte es un punto final  y su evocación solamente traerá desgracias y más muerte. El muerto ya pasó. El muerto es innombrable.

En antiguas culturas americanas (quechua, mexicas...) la muerte es sencillamente un descanso, una parada para un viaje mucho más largo. En los ataudes, en las tinajas o en los lugares dónde se guarda el cadáver se depositan objetos útiles y de valor que le ayudarán durante el camino, se reparte coca (en el caso de las culturas altiplánicas) y se consume alcohol. Los niños no pueden acudir a velar al muerto porque la debilidad de su alma seria permeable a la muerte y podrían enfermar (mocheó le llaman en algunos lugares) y cuando alguien muere se dice que "descansó" por un momento para emprender un camino lleno de calvarios hacia una suerte distinta, ni mejor ni peor. En numerosas ocasiones se suceden bromas y chistes durante el velatorio o el entierro, los restos de la limpieza del cadáver se arrojan en un cruce de caminos y el muerto se entierra en algún terreno de la familia. "Bien está vivir, bien está morir". Después de la muerte se sucede el luto y la limpieza de la casa del alma del difunto. Durante tes años se debe honrar al difunto con ofrendas y oraciones, su camino solo acabará con la ayuda de sus seres queridos y su alma quedará para siempre con ellos para protegerlos. Antiguamente se embalsamaban a los muertos y esas momias vivían en las casas y en las grandes festividades se sacaban y ocupaban lugares de privilegio en los eventos, ceremonias y juegos. Los muertos estaban bien vivos.

Después llego la cruz y el libro, llegó el temor y la implacable cólera de dios. Llegó el Pecado Original y la culpa, y la purificación del alma y la redención. Llegó también el miedo, y con éste el miedo a la terrible muerte, el nacer pecador y morir pecador, el temor al gran juicio que decide la calidad de vida de tu eternidad. Cree o si no sufrirás. Sufre hoy y no lo harás cuando hayas muerto. Sufre, sufre mucho en esta vida porque la siguiente será mejor. Pon la otra mejilla. No te rebeles, estate quieto y calmado que dios tiene un plan para ti.
Les robamos su tierra, les robamos sus dioses, les robamos sus recursos naturales, y también les robamos la muerte. Los dejamos sin nada.



Momia Aymara-Uyuni