-Aquí ayudamos, casi todo el tiempo. No se puede evangelizar sin ayudar. La palabra de Dios no se come. Claro que les hablamos de Dios, pero de forma muy abstracta, tratamos de asimilarlo a sus dioses-en ése momento percibe una mirada de desacuerdo- lo que menos me importa aquí es evangelizar. Y curiosamente a éso vine... Recuerdo al padre Andrés, no olvidaré cómo un día, debajo de ésta misma acacia, miró un buen rato en silencio al cielo, no es raro, estamos mucho tiempo en silencio..., lo raro fue que después de media hora me miró de forma grave y me dijo: "Sabes Pablo, no se qué hago enseñando a tallar madera a una tribu ganadera..." A éso me refiero... uno olvida a lo que viene... es como la guerra, una vez que uno llega la misión es otra... Ésta gente muere de hambre, hay hambre... a veces se matan por el ganado. Aquí viven Turkana y Samburu, viven en paz hasta que en una noche de luna llena se roban el ganado unos a otros. Entonces pasa lo de siempre, hay un par de muertos, todos tienen miedo, los samburu huyen hacia las montañas y los turkana al desierto... el pueblo se queda vacío por unos días hasta que todo se calma.Ha sido así durante siglos. Ni siquiera recuerdan quién fue el primero en robar... por éso les quitamos las armas a vuestros turkana, no conviene crear tensiones.
Muchas veces no se si están preparados para la palabra de Dios -percibe una sonrisa un tanto malévola en mi cara- lo digo en serio. ¿Has visto todas las cosas que llevan colgadas en el cuello? son amuletos, amuletos que les dan los brujos. En África todo es culpa de los brujos. Si te caes y te rompes una pierna no es porque no andes con cuidado, es porque alguien, por medio de un brujo, te echó una maldición, entonces debes ir a donde tu brujo y contárselo, entonces empieza la guerra... hay clanes o familias enteras enfrentadas a base de magia negra... creen ciegamente en ella, sin razonamiento, éso es incompatible con la fe cristiana- no tanto, pensé, pero me mordí la lengua. Escuché al padre Pablo durante más de una hora. Parecía convencido de estar allí... en parte lo admiro, admiro que esté allí pero no me convencen sus motivos...
-Lo siento Marcos, tengo que irme. Hay que darle la extrema unción a un niño que tiene malaria, nos vemos más tarde, sírvete lo que quieras. La casa del señor es la casa de todos...
-Lo siento Marcos, tengo que irme. Hay que darle la extrema unción a un niño que tiene malaria, nos vemos más tarde, sírvete lo que quieras. La casa del señor es la casa de todos...
TURKANA






SAMBURU


