

Después de unas breves vacaciones merecidas, complicadas y disfrutadas en su justa medida, de esta guisa, y sin perder la sonrisa, me descubrí cruzando los 70 kilómetros del estrecho que separa la isla de Zanzíbar del continente: En un barco de madera de pescadores impulsado a vela y cargado de cajas, piñas, sandías… después de haber firmado ante las autoridades (previamente sobornadas con 300 pts. de las de antes) un papel eximiéndolos de toda responsabilidad si algo me sucedía. La cadena de acontecimientos que desencadenaron esta situación fueron varios:
Comodidad: el ferri oficial (que lo había) solo cruza hasta Dar es Salam no hasta Bagamoyo que es dónde yo quería ir. Me atrajo esa ruta porque era la que hacían los esclavos (Bagamoyo- Stone Town), pero al revés (Stone Town-Bagamoyo) lo que técnicamente es una ruta hacia la libertad ¿no?
Economía: resultaba 15 dólares más barato.
Cutrerío: hay personas que adoran viajar incómodos rodeados de tipos que no conocen ni entienden, con los que no comparten ni el color, sobre cajas de plátanos, galletas, piezas de motores… Soy cutre, de condición y de situación.
Esnobismo: poder contar que por un día viajaste en patera. Porque ESO era una patera.
Y sobre todo por vosotros. Incondicionales seguidores. Queridos amigos que entrada tras entrada comprobáis que por desbocada y absurda que sea la vida, siempre habrá un punto más desbocado y absurdo, un camino sin dirección ni sentido, una esperanza absoluta en que el viento siempre sople en popa, un miedo irrefrenable a no saber qué hacer el día que el viento pare…

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Y como regalo, y solo por esta vez, dejaré una bonita foto de la pensión africana en la que residí. Como no podía ser menos, era el único blanco que había estado allí en meses.

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Y así pasa la vida de este lado. Así voy echando de menos cada vez más. Así creo que siempre estoy en otro lado creo que estoy dónde no debería o donde nadie me espera o me necesita. Así pienso, un poco triste, en volver mientras diez negros se ríen a mandíbula batiente cuándo una ola, furiosa y racista, me moja hasta las orejas…